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Las inquietudes del coronavirus afectan a los mercados
La SIF Activa Global Defensive cerró este mes de enero en un -0,49%
Las crecientes preocupaciones sobre los efectos indirectos en el crecimiento global del coronavirus hicieron que los inversores buscaran activos libres de riesgo. Estos efectos indirectos sobre el crecimiento se pueden manifestar en: las interrupciones en la cadena de suministro con empresas que detienen la producción en las regiones afectadas y la suspensión de viajes. Los inversores han buscado estas últimas semanas refugio en los mercados de bonos, arrastrando los mercados de valores y commodities.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la rápida difusión del brote de coronavirus una emergencia de salud pública de preocupación internacional. La OMS declaró su confianza en China capacidad para controlar el brote, pero planteó grandes preocupaciones sobre el potencial de propagación del virus a países con sistemas de salud más débiles. El brote ha causado más de 300 muertes en China, con casi 10,000 casos en todo el mundo.
Los rendimientos soberanos se desplomaron en todos los ámbitos, debido a los riesgos de propagación de virus. El rendimiento de EE. UU. A 10 años cayó por debajo del 1,6%, mientras que el rendimiento a 10 años el rendimiento alemán alcanzó el -0,4%, revirtiendo la mejora observada después del acuerdo comercial.
La propia Reserva Federal, coincidiendo con la celebración del primer Comité de Mercado Abierto (FOMC) de 2020, señaló que seguirá de cerca los posibles efectos que sobre la economía estadounidense pueda tener el virus. En cuanto a política monetaria, la incertidumbre relativa al coronavirus es muy incipiente como para condicionar la estrategia del FOMC, que esperamos mantenga sus tipos de referencia en los niveles actuales durante todo este ejercicio. Por su parte, el mercado sí ha venido elevando las expectativas de bajada que, aunque se mantienen en una rebaja adicional este año, ha adelantado el movimiento desde el FOMC de diciembre al de septiembre.
La búsqueda de refugio ante la alerta vírica por parte de la comunidad inversora ha tenido un destino preferente en el yen japonés, divisa que en la última quincena acumula una revalorización apreciable frente al dólar estadounidense y euro. El atractivo por valoración que exhibe frente a USD y EUR justificaría cierta apreciación adicional a medio plazo. Pero el yen se ha movido “como pez en el agua” en las turbulencias geopolíticas de los últimos años, cuyas cotas de intensidad difícilmente se superarán en 2020 (más allá del alcance impredecible aún del coronavirus).
La paulatina retirada de estímulos del BCE (a pesar de la nueva ronda del programa de compras de activos lanzada en septiembre) ha lastrado el crecimiento de la oferta monetaria M3 de la zona Euro en diciembre; aunque el crédito al sector privado ha seguido apoyando el crecimiento de la misma, si bien de forma dispar entre sectores. Mientras que los préstamos a empresas no financieras crecieron a su menor ritmo de los últimos dos años en diciembre (3,2% interanual por un 3,4% i.a. en noviembre), los préstamos a hogares se expandieron a su mayor ritmo post-crisis (3,7% i.a. desde el 3,5% i.a. de noviembre, la mejor lectura en 11 años). Todo lo anterior ha llevado a la M3 a crecer a un 5% interanual, tras cuatro meses por encima del 5,5%.
Activa Global Defensive Patrimony
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