Estimado partícipe,

2022 ha sido un año definido por la volatilidad, y ha habido muy pocas inversiones seguras, tanto en acciones como en bonos. Esto creó un sentimiento general de ansiedad y pesimismo entre los inversores. Aunque recomendamos una postura muy defensiva a lo largo del año, estamos empezando a ver mejor y a reestructurar nuestras carteras para aprovechar la inevitable recuperación esperada en 2023. Es probable que la volatilidad continúe algunos meses, pero el impulso económico debería recuperarse en la segunda mitad del año, lo que irá acompañado de un desempeño mucho más sólido de los activos de riesgo, en particular las acciones. Los mercados de valores están influenciados principalmente por la trayectoria de variables macroeconómicas. En este sentido, la situación ya está mejorando en términos de inflación, aunque el regreso de esta última al rango de 2 a 3% será largo. El crecimiento económico debe mejorar aún más, lo que creemos que ocurrirá en 2023. Como siempre, los mercados de acciones y bonos anticiparán estas mejoras mucho antes de que se materialicen.

Al comienzo de este nuevo año 2023 se está generando una sensación de expectativa por muchos de mejore resultados en todos los activos durante el 2023. ¿Qué tan realista es este optimismo? La respuesta a esta pregunta comienza y termina con una variable: LA INFLACION.

Así es como esperamos que se desarrolle la historia de la inflación. Los inventarios minoristas excedentes (excluidos los automóviles) de mercancías son increíblemente altos. La demanda está disminuyendo debido al consumo que se pospuso durante la pandemia, el impacto retrasado de las condiciones financieras más estrictas y el costo más alto de los componentes. Esto seguirá ejerciendo presión a la baja sobre los precios de las materias primas. Sin embargo, los precios de los servicios en la economía son más altos en mano de obra y encontramos que pueden ser mucho más rígidos. Esto es especialmente cierto cuando el mercado laboral es ajustado con bajo desempleo.

Esperamos que la inflación general disminuya aún más a 4% a 5% año con año para mediados de 2023. Creemos que un aumento en la oferta laboral es poco probable, por lo que evitar un aumento en la espiral salarial requerirá una reducción en la demanda laboral.

Este escenario nos deja con la Reserva Federal de EE. UU. y el BCE finalizando sus respectivos ciclos alcistas en el primer trimestre de 2023 y, lo que es más importante, permaneciendo en sus tipos de interés finales durante el resto del año.

Recordarles que estamos a su disposición para ampliar la información.

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